domingo, 10 de agosto de 2008

Reflexión 7

Navegando en dirección a ninguna parte,
con una imagen en el horizonte,
paseo por el mar,
observando como se rinde en el infinito
y en la línea final funde en colores con el cielo,
mar y cielo…

Deslizo el pie entre las barras del barco,
salpicando en breves gotas de agua un frescor irremediable,
resbalan lágrimas…

Atropellan miles de reflejos,
soles y sombras,
entre los pies y las lágrimas.

Breves bocanadas de aire golpean mi melena,
mientras se desliza en insignificantes movimientos,
ondulaciones tan relajantes…

De pronto la presión de unas manos sobre mi nuca,
estoy sola,
no es posible…si,
son tus manos…
mi vida.



El viento deja de susurrar,
un ligero rayo de luz ilumina mi cara,
haciendo que despierte en mitad de la nada,
perdida a la deriva,
no a la deriva del mar,
sino a la deriva de tus labios.

4 comentarios:

Aira dijo...

Esta Reflexión nació navegando en aguas mediterraneas mientras mi cabeza navegaba por tierras madrileñas...

Un pequeño ápice de mi que se convierte en palabras.

Águeda Torrado dijo...

a la deriva de tus labios... buen beso sería ése conjugado con las manos en tu cuello.

Sigue así perraca, no pares

Aira dijo...

Querida, las musas a veces me ayudan y otras me putean de una manera...

No puedo tener conversaciones eróticas,jejej, porque se me ocurren unas cosas!!!

Besos perra, tu tampoco pares!

Manolo Gamboa dijo...

Aira, es bueno saber separar el cuerpo del alma, tener la cabeza fria y el cuerpo caliente...