sábado, 2 de agosto de 2008

Reflexión 1

Tu olor penetró en mi piel,
para fundirse en un
mismo aroma.

Tus ojos indagaron más
allá de lo permitido.

Tu mente traspasó las barreras de mi hermetismo,
tu voz quebrantó mis tímpanos adorándolos con palabras bellas,
envenenadas.


Mis labios probaron tu miel y me hice adicta a ti.

Ahora dime como sacio mis ansias si no te tengo,
estás lejos,
aunque te tengo casi al lado...
pero dime tú como hago yo para
desengancharme de ti y poder vivir.

Aprendiendo sin éxito a odiarte,
me resisto a olvidarte.

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